lunes, 13 de octubre de 2014

COMEDORES SELECTIVOS (II PARTE)

Las verduras: eternas rivales

Desde que estamos en el vientre materno empezamos a elaborar nuestra lista de sabores favoritos, por lo que el mejor momento para incorporar nuevos alimentos es el destete. Nuestros bebés están acostumbrados a la leche materna, dulce, cálida… Y de repente se encuentran con alimentos ácidos, amargos, con texturas blandas o fibrosas: ¿cómo no quejarse?

Es muy normal que los niños y niñas no quieran comer verduras. Éstas, a pesar de tener un sabor dulce debido a los azúcares naturales que poseen, son rechazadas por los pequeños y encima, muchos de ellos tienen cierta aversión hacia el color verde. De ahí que el ranking de verduras menos favoritas las espinacas, acelgas y coliflor ocupen los primeros puestos. Durante este curso, dedicaremos una entrada en nuestro blog al poder de los colores en la dieta infantil.
En momentos de desesperación podéis pensar que si vuestros hijos tienen hambre, comerán lo que les sirváis si no tienen más opciones (aunque no les guste), pero así no les ayudáis, sino que les perjudicáis, al crearles ansiedad y posiblemente, hacer que tengan menos hambre.
“Si comes dos cucharaditas más de puré puedes ir a ver la tele”: este tipo de “soborno” puede resultar también negativo, ya que pueden vernos como el enemigo al forzarles a hacer algo que para ellos es desagradable.

8 consejos de alimentación infantil

  • Ser flexibles: tener en cuenta las preferencias de vuestros pequeño (pero sin dejar que ellos os impongan los menús).
  • No premiarles con golosinas o dulces: puede crear futuros hábitos alimenticios perjudiciales para ellos.
  • No obligarles, castigarles o dejarles sin postre: el postre es parte de su alimentación, no es una recompensa.
  • Acercarlos a los alimentos: una buena manera podría ser cocinar con ellos para que se familiaricen con los alimentos.
  • Vosotros, el modelo a seguir: lo esencial es que vean que no sólo les decís que comer de todo es saludable, sino que lo hagáis.
  • Juntos mejor que separados: las conductas alimentarias saludables se aprenden mejor en buena compañía.
  • Asociar sabores: podéis cocinar los alimentos que no les gusten tanto junto con otros que sí, como judías con jamón.
  • Cambiar la apariencia: los niños se guían mucho por formas y colores, por lo que, por ejemplo, se puede servir el yogur un día en vaso, otro líquido o incluso helado, hacer salsas con verduras o incluirlas en pizzas o con los espaguetis.
Se trata de un proceso lento, donde la imaginación, cariño y paciencia por vuestra parte debe ser constante, para crear en ellos la curiosidad y el interés por experimentar con nuevos sabores. La mejor recompensa será poder verles comer de todo en un futuro y disfrutando de ello, así que espero que estas pautas y consejos os vengan bien. ¡Mucho ánimo y a por todas! 
FUENTE: PequeRecetas

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